La mañana pasó rápida, Olimpia se fue a buscar el niño en cuanto salió de trabajar y se dirigió al restaurante donde había quedado con Martín. Y al llegar ahí estaba él, esperándola, se había cortado el pelo y lo llevaba planchado.
Olimpia: ¿Qué has hecho con tus rizos? (Con voz de enfadada)
Martín: ¡Cortármelos! ¿No te gusta?
Olimpia: ¡Me encanta! Los rizos te quedaban bien, pero va bien cambiar.
Martín: Pensaba que te habías enfadado.
Olimpia: Qué poco me conoces… (Con chulería)
Martín: Pues espero conocerte más. (Guiñándole un ojo y sonriendo)
Olimpia: Jajaja, a ver si lo consigues. (Con una sonrisa de oreja a oreja)
Martín: Bueno, ¿entramos?
Olimpia: ¡Claro! (Mirándo al pequeño que no paraba de mirarles mientras hablaban)
Martín abrió la puerta para que Olimpia pudiera pasar con el carro y le preguntó al camarero si tenian una mesa de tres y el señor les guió amablemente hacia una mesa cerca de la ventana donde tenían sitio de sobras para poner a Darío con el carro. El restaurante era sofisticado, pero tenía un toque de informalidad para poder ir a comer en família. Ambos se sentaron uno en frente del otro y a Darío lo pusieron en un lado de la mesa.
La pareja cogió bistec a la plancha con guarnición y Olimpia le pidió al camarero que le calentara un biberón a Darío y se lo trajo enseguida.
Martín: Está enorme ya…
Olimpia: Sí, cada día crece más… (Sonrió levemente)
Darío: Aaaa, ¡Aaaabuaaaa!
Olimpia: ¿Quiéres agua, cielo? (Cogió el agua de la mochilita y se la dio)
Martín: Bebe solo y todo…
Olimpia: ¡Pues claro! Ya se hace grande y va controlando su fuerza para coger las cosas, va aprendiedo a ser y a vivir… Y parece que fue ayer cuando nació…
Martín: ¿Cuánto tiempo tiene ahora?
Olímpia: Casi un añito, le queda poquito ya…
Martín: Aún me acuerdo cuando te encontré en el despacho dándole el pecho.
Olimpia: Jajaja, yo también me acuerdo… (Sonriendo)
La comida siguió tranquila, llena de conversaciones con anécdotas, hablaron de sus vidas hasta ahora, aunque ambos no recordaran parte de su pasado, hablaron del colegio, los alumnos, sus vidas… Al terminar la comida fueron a dar un paseo por el Retiro, caminaron toda la tarde, Darío se quedó absolutamente dormido a la media hora y cuando ellos se cansaron y se sentaron en un banco.
Olimpia: ¿Y antes de Blanca hubo alguna? (Algo tímida)
Martín: No… No hubo nadie especial en mi vida hasta que entró ella… (O eso creo… -Pensó)
Olimpia: Pues te dio fuerte Blanca… ¿y aún sientes algo por ella?
Martín: Lo único que siento es tristeza, culpabilidad… Lo debió pasar fatal en aquel momento…
Olimpia: Pues sí…
Martín: Pero no podía, no sentía por ella lo mismo que al principio…
Olimpia: ¿Y qué sentías?
Martín: Ya lo sabrás…
La cogió de la mano y ella se echó en su hombro.
Olimpia: Lo que sé es que todo va a salir bien…
Al poco rato volvieron a casa de Olimpia, el pequeño estaba cansado de estar en el carro y quería acostarse.
Olimpia: ¿Quieres subir?
Martin: No, tienes que acostar al enano.
Olimpia: Y lo acostaré, pero después me quedaré despierta y sola mientras éste duerme.
Martín: No sé Olimpia… No me parece correcto…
Olimpia: ¿Dejas a tu ex plantada en el altar y me hablas de lo correcto? Anda venga va, te invito a unas pizzas, ya que tu has invitado a la comida yo lo hago en la cena.
Martín: Vale, subo. (Con una sonrisa de oreja a oreja en la cara)
Esto, lo de las pizzas me suena, como decirte que me suena y bastante... En el foro, Olimpia también invita a Martín a cenar pizzas en casa. Sis, me suenaaaaa...
ResponderEliminarSigue que te está quedando chuli, aunque la Sandra de la serie oficial sea otra distinta de la De la Vega, e intuyo que con un pasado bastante más oscuro.