Martín llegó muy tarde de su no-boda, estaba cansado, echaba de menos a Olimpia, había algo en ella que le encantaba, él la sentía suya y nunca supo porqué, se empezó a dar cuenta cuando se besaron en aquel bar, parecía que ya había besado esos labios, le eran familiares, y los notaba como si los llevara echando de menos muchos años, pero él no recordaba nada. Un año antes de llegar al Zurbarán tuvo un accidente de coche, nunca supo quién iba con él. Sólo se acordaba de un nombre, Sandra, no recordaba nada más, él intentó buscarla, pero había tantas Sandras en Madrid que nunca daría con ella.
Se preparó algo de comida y se sentó en el sofá, no sabía qué hacer, pero quería dormir y no despertarse jamás.
Olimpia, por su parte, no podía dormir, y eso que Darío dormía profundamente en su habitación. No paraba de dar vueltas en la cama. ¡Martín le había dicho que no a Blanca por ella! No se lo podía creer, estaba enfadada y feliz, enfada por dejar a la pobre Blanca en el altar y feliz porque ella quería a Martín, sentía algo por él que no se podía explicar con palabras, era amor y pasión, como si en otra vida hubiesen estado juntos y se hubiesen reencontrado. Y no sabía porqué siempre que estaba con él un nombre le venía a la cabeza, Gonzalo, Gonzalo de Soto. Una vez intentó buscarlo, pero sólo encontró a un publicitario que había desaparecido el mismo día que ella entró en el hospital, y de eso ya hacía dos años. Con el paso de las horas acabó quedándose dormida.
Los días siguientes fueron alocados, empezaron a buscar sustitutos para Blanca e Irene, ya que ésta última también se había ido, para ella encontraron rápido, pero para la primera no. Martín le dijo a Olimpia que se encargara de las clases de Blanca, total, apenas quedaban un par de semanas para que acabara el curso. Sólo hablaron en aquel momento en toda la semana, no querían hablar más por mucho que se quisieran lanzar a los brazos del otro.
Llevaban dos semanas sin hablar cuando estandi Olimpia sola en la sala de profesores entró Martín.
Martín: Hola.-Dijo entrecortado.
Olimpia: Hola.
Martín: No me vas a hablar...
Olimpia: No tengo nada que decir.
Martín: Vale, como quieras. Oye, he estado pensando en una cosa, he pensado en hacer una escuela de verano, para niños de dos a diez años. ¿Qué te parece?
Olimpia: Mientras no me metas de niñera...-Dijo en tono borde.
Martín: Si quieres podrás traer a Darío.
Olimpia: Pero si es más pequeño.
Martín: Pero haremos una excepción.
Olimpia: ¿Me saldrá gratis?
Martín: Claro.
Olimpia: Pues sí. ¿Y qué actividades harán?
Martín: Pues se pueden hacer tres grupos, uno de dos a cuatro años, otro de cinco a siete y otro de ocho a diez. Los más grandes pueden hacer clases de danza, pintura y repaso, los medianos clases de danza y repaso y los pequeños juegos infantiles.
Olimpia: ¡Me parece genial!
Martín: Entonces, ¿me apoyarás en la reunión?
Olimpia: Sí, claro,
Martín: Gracias. Oye Oli, ¿quieres venir a comer algo conmigo después de las clases?
Olimpia: No lo sé, hoy no tengo clases por la tarde y la niñera sólo se queda hasta las dos.
Martín: Pues tráete al pequeño, nos lo pasaremos bien.
Olimpia: Bueno, vale, comeremos juntos hoy.
¡Anda la osa, qué me ha juntado a los personajes de una y de otra serie! Gise, qué imaginación tenemos, más que Walt Disney en sus mejores tiempos!
ResponderEliminarOlimpia (foro de rol),
Ya tu sabes quién soy.