Martín: Como quieras.
Se volvieron a besar y ella tomó su camino hacia las aulas y él hacia su despacho. Las clases fueron amenas, pero eran tantas que no pudieron verse ni en la comida, ya que cuando Olimpia comió Martín tenía una reunión en su despacho. Pronto llegaron las cinco y salió disparada hacia la cafetería para ver si su amor estaba allí, pero aún no había llegado así que se pidió un café mientras esperaba, aunque no tuvo que esperar mucho ya que a los dos minutos llegó, así que aprovecharon y merendaron en la cafetería del colegio sentados en la barra.
Martín: ¿Con quién has dejado a Darío?
Olimpia: Con mi madre... y mañana Félix lo recoge, le toca a él.
Martín: Pobrecilla, siempre lo tiene ella.
Olimpia: Ya, pero sino lo tendría que traer al colegio, ya sabes...
Martín: Ya... Deberías regalarle algo a tu madre por lo que hace con Darío...
Olimpia: Sí, había pensado en regalarle un fin de semana en un Spa pero aún no se a cual... ¿Alguna idea?
Martín: No se... Ya buscaré algo. Oye, ¿ella sabe lo nuestro?
Olimpia: Algo sabe... Y quiere conocerte.
Martín: ¿Qué? ¿Tu madre quiere conocerme?
Olimpia: Sí, ¿qué hay de malo?
Martín: Nada Oli, pero me da vergüenza.
Olimpia: (Mirando el reloj) Anda vergüenza vamos que tenemos una tarde muy larga.
Martín: Me das miedo.
Olimpia: Tranquilo, no te voy a matar. (Le guiñó el ojo)
Ambos salieron hacia el coche de Olimpia, iba a ser una noche inolvidable, o eso es lo que ella quería.
En cambio en otra parte de Madrid dos personas discutían sobre la relación de Olimpia y Martín.
Mujer: Esto no puede seguir así, cuando me ha dicho el nombre no sabía qué decirle.
Hombre: ¡Si es quien creemos que es todo el plan se irá al garete!
Mujer: ¡La mitad del plan se fue al garete cuando te separaste de ella estúpido! Como se entere de lo que hicimos tú te llevarás la culpa, no sabes, ¿no?
Hombre: Sí, lo sé, sé que nunca me debí separar de Olimpia pero es lo que tocaba, no la soportaba más, y encima con lo que pasó con Roque.
Mujer: ¡La tendrías que haber vigilado más Félix por favor!
Félix: ¡Lo sé mamá, pero era imposible!
Madre de Félix: Me he hecho pasar por su madre estos tres o cuatro años y no puedo más, no puedo disimular más que para ti estoy muerta y que vives ahora con tu padre.
Félix: Ya pero aún así seguimos teniendo todo el dinero de los De la Vega.
Madre de Félix: ¡Y si la cosa sigue como ahora lo perderemos todo!
Darío se puso a llorar y Félix lo fue a coger.
Félix: Qué pasa peque, papá esta contigo hoy.
Madre de Félix: Ten cuidado con el pequeño, toma coge esto. (Le dio un bolso) Un día de estos vendrá ella a comer con el chico en cuestión, a ver si puedo hacer algo.
Félix: Muy bien. Nos vemos la semana que viene.
Madre de Félix: Está bien, vigila al pequeño, no quiero que Olimpia se enfade, teniendo tu algún día al pequeño hace que nos acerquemos más a ella.
Félix: Puedes estar tranquila, es mi hijo, no le trataré mal.
Madre de Félix: Vale, vale. Que vaya bien.
Félix: (Con el niño en el carro) Hasta el lunes.
La madre de Félix cerró la puerta y se sentó en el sofá, no se podía creer cómo toda la historia que se habían montado se les estaba yendo al garete.
Cerca del aeropuerto de Barajas una pareja se había parado a repostar en una gasolinera, Olimpia le había cogido un par de mudas a Martín y algo de ropa para ella sin que él supiera nada.
Martín: Olimpia, ¿dónde me llevas?
Olimpia: Tú calmate, ahora amor mío tengo que vendarte los ojos.
Martín: ¿Porqué?
Olimpia: Por que sino la sorpresa no tiene gracia.
Martín: Está bien...
Olimpia le vendó los ojos y pusieron el coche en marcha una vez tuvieron en depósito lleno. Ella se dirigió al aeropuerto aunque él no sabía nada. Al llegar ella aparcó y le puso en la espalda una mochila y fueron poco a poco hacia la terminal de donde salía su avión ya que Martín no paraba de tropezar y preguntar a dónde iban. Cuando estuvieron allí le quitó la venda.
Olimpia: Mira hacia arriba, ¿ves el letrero que pone 1255 Vuelo dirección Ibiza?
Martín: Sí, Olimpia...
Olimpia: Es nuestro avión.
Martín fue a decir algo pero le calló.
Olimpia: Es nuestro fin de semana, y como te dije, yo invito.
Martín: ¿No me dejarás pagar nada?
Olimpia: Ya veremos... Pero será algo pequeño, nada de el hotel ni una super cena. Como mucho dos cañitas.
Martín: Si no hay más remedio... ¿Y la ropa?
Olimpia: ¿No te das cuenta de que ambos llevamos mochilas?
Martín: Hubiese preferido maleta.
Olimpia: Ya, pero hubieras sospechado más.
Martín: En eso tienes razón.
Olimpia: Anda, vamos.
Martín: ¿A qué hora sale?
Olimpia: En hora y media.
Martín: Vale.
Olimpia sacó los billetes y facturaron las maletas, seguidamente entraron en territorio internacional, donde habían un montón de tiendas. Olimpia se volvió loca mirando ropa, ya que le gustaba la moda más que un caramelo a un niño. Al rato se fueron a tomar un aperitivo antes de coger el avión ya que llegarían un poco más tarde de la cena.
Martín: Antes has dicho que Félix iría a recoger a Darío a casa de tu madre, ¿tenéis custodia compartida?
Olimpia: Sí, él es el padre y merece que pase tiempo con él.
Martín: Y si lo nuestro prospera...
Olimpia: Pues serás su segundo padre. Tú tranquilo, Darío tiene amor para todos.
Martín: Me gustaría ser como su padre aunque realmente no lo sea.
Olimpia: Seguro que así será.
Se besaron con un beso tierno, un beso dulce, adoraban ese tipo de besos, eran los que declaraban plenamente su amor. Siguieron tomando el aperitivo y al poco rato llamaron para embarcar. Así que se dirigieron hacia la puerta donde tenían que coger el avión y subieron. El avión no era nada del otro mundo, tenían asientos contiguos. En aquel momento las azafatas dieron los avisos y les rogaron ponerse el cinturón hasta que el capitán dijera lo contrario. Martín estaba un poco inquieto y nervioso...
Olimpia: Te pasa algo?
Martín: Los aviones me dan cierto respeto.
Olimpia: Tú tranquilo.
Le tomó la mano y Martín respiró hondo, al poco rato el avión despegó y la luz de los cinturones se apagó.
Olimpia se levantó.
Olimpia: Voy al baño, en diez segundos ven conmigo.
Martín sonrió y afirmó con la cabeza. A los diez segundos se levantó y se dirigió a allí.
¡Huyssss, peligro, peligro! ¿qué sucederá en ese baño? jajajajajaja, me sigue pareciendo corto. Bueno, bueno, bueno... ese champi lo que esconde..., y la suegra haciéndose pasar por madre de Oli, ¡ya le vale!
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